16 oct 2013

EL SEÑOR DE LAS CHUSTAS


Domingo 13
Llegué a la playa y toda la peña quemadísima porque los partes llevaban días anunciando unas olas del carajo y al final, como siempre, ya sabes, una puta mierda que flipas. El caso es que llego y empiezo a partirme el culo mientras me cambio y salgo pitando hacia el agua. Un tío me grita "¡eso, ríete, riete!, como tú eres un chustero que entra con cualquier mierda".

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Ésta es la historia que hay tras esa risa enloquecida, tras carrera frenética hacia la orilla y tras esa indiferencia mía ante cualquier tipo de ola que haya y lo que puedan opinar al respecto.
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Lunes 7
Me despierto con un puteo que ni te imaginas no porque sea lunes sino porque me he transformado en una babosa con plena conciencia humana. Lo peor de todo es que no me sucede en mi cuarto, como a Gregorio Samsa, sino que aparezco en mitad de un camino de barro junto a un prado. El sol calienta de tal forma el suelo que por más baba que segrego mi tripa se abrasa. Avanzo penosamente, como puedo, hacia el prado consciente de que ayer mismo todo esto hubiese sido como un juego de niños y hoy me iba a costar la vida. Cuando por fin puedo oler la hierba, observo sobre mí una sombra que revolotea y comienzo a notar sobre mi espalda invertabrada un pico que picotea y desgarra mi viscosa carne de babosa.
El pájaro me come vivo y yo, el humano más triste del mundo, me hundo a la deriva en un mar de lágrimas pegajosas.

Martes 8
Ufff, menos mal, vuelvo a ser hombre pero, ¿qué coño hago en este avión?. Justo me entra un apretón y me cago. Noto cómo todo el pastel (más bien aguado) humedece mis calzoncillos y se queda ahí reposando. El resto de escoria más diluida se filtra a través de la tela y me recorre todas las piernas hasta los gemelos. Seguro que es como un riachuelo marrón. Naturalmente trato de levantarme e ir al baño corriendo pero no puedo. Algo me retiene. Estoy esposado, atado y amordazado. Como el doctor Lecter. 
Siento asco y huelo a rayos. Grito de tal manera que viene un vigilante que me custodia. No accede a desatarme por motivos de seguridad -órdenes de arriba-. Tendré que esperar a que el avión aterrice. En la pantalla de información: 13 horas horas de vuelo estimadas. Medio día por delante de picores, naúseas y un cuerpo en descomposición que no para de escupir hacia fuera lo que debiera mantener dentro.

Miércoles 9
Me implantaron en el cerebro la sensación (con sus correspondientes recuerdos y secuelas) de haber permanecido esperando por una persona en medio de una plaza de Albacete a pleno sol de Agosto durante trece días sin moverme. 
Al decimocuarto día alguien viene y me dice que no ese no era el sitio, que era dos calles más abajo y la persona en cuestión, al ver que yo me retrasaba, no esperó más que quince minutos para irse a tomar algo a una terraza a la sombra.

Jueves 10
El gobierno confirma la reposición constante e ininterrumpida de "Indiana Jones y la calavera de cristal" como única pieza sustitutiva a cualquier película/serie/vídeo/videoclip/entretenimiento tanto en TV como en internet.
Acabo arrancándome los ojos haciendo palanca a lo catapulta con un calzador de plástico marrón que tengo por casa.

Viernes 11
Vuelvo a metamorfosearme. Manda cojones. Esta vez en brizna de hierba. Soporto meaos y la cabeza sudorosa de un puñado de gilipollas que vienen al campo a dormir la siesta como si no tuvieran casa. Soy bajita y sobrevivo al corta césped pero no a una vaca hambrienta que me introduce directamente en su primer estómago, luego en el segundo y luego en el tercero y luego en el cuarto y luego vuelta a la boca y vuelta a la garganta y así hasta que quedo tan hecho polvo que el ano me parece una recompensa.
No muero ni pierdo mi conciencia humana por más que sus dientes o sus jugos gástricos me rompen en un millon de trocitos. Todo lo vivo y lo experimento, desde la vomitiva textura de sus paredes estomacales hasta el nauseabundo olor a podrido que despide el interior de un cuerpo con vida.
Luego me caga y sirvo de abono para un prado al que ir a dormir y pacer.

Sábado 12
Ya con una pesadumbre que te puedes imaginar. Menuda semanita. 
Amanezco con tanto miedo que me dan ganas de pegarme un tiro pero todo parece normal hasta el cielo comienza a oscilar. Todo se deforma y se vuelve del revés. Lo que estaba encima ahora está debajo. Lo que era duro y sólido ahora es como líquido y se deforma. 
El volumen de las cosas me molesta hasta tal punto que tengo que taparme los oídos pero las manos se me cuelan a través de las sienes y hace trizas mi cerebro esparciendo toda mi materia gris por la moqueta. No me duele pero la sensación de que vivo en un vórtice de gelatina es horrible. No puedo morir porque las balas me atraviesan y al ser la realidad una burbuja mercúrea nada me hace trizas.
Las personas son siluetas borrosas y las montañas se convierten en humo de vela. Los edificios, aceras, carreteras y todo lo que está hecho de cemento comienza a hervir como los guisos de mi abuela. El puto vórtice me está tocando mucho los huevos y no sé cuánto más podré aguantar. ¿Hasta cuando tengo que aguantar?. Tengo ganas de que sea mañana y me castigue la siguiente pesadilla.

Domingo 13
Sin ninguna esperanza decido suicidarme pero yo soy yo, estoy en mi cama, soy humano, no me cago, no me duele nada. Decido aprovechar por si acaso y salgo pitando de casa para darme un puto baño antes de que me suceda cualquier otra calamidad. Llego y las olas están horribles pero me la suda. Yo soy yo, estoy en mi playa, soy humano, no me cago, no me duele nada. El típico tonto se pone a gritarme que si chustero que si donde voy que es una mierda que si bla bla bla. Yo me río aún más fuerte y corro hacia la orilla aún más rápido. Me la suda todo. El hot local puede comerme la polla. Todos podéis comerme la polla. Yo soy yo y voy a surfear.



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